300 trillones. Aproximadamente esa es la cantidad de fotones liberados con cada disparo de láser del instrumento ATLAS. Parece un gran número, pero cuando los fotones navegan por la atmófera y rebotan en la Tierra, se dispersan en todas las direcciones, como lo hace la luz. ATLAS solo recibe de vuelta aquellos fotones que se reflejan directamente en el instrumento: alrededor de una docena. Este número es minúsculo, pero ATLAS mide el tiempo que los fotones tardan en regresar con mucha precisión, lo que permite a los científicos calcular la elevación de la superficie con mucha exactitud.